Profecías Bíblicas: ¿Inspiración Divina?
Las profecías bíblicas son las evidencias que los cristianos tienen para validar las afirmaciones de divina inspiración de la Biblia. ¿Son evidencias auténticas? ¿O afirmaciones ilegítimas para respaldar al cristianismo? Una profecía se define como una declaración divina de eventos a ocurrir. Como el hombre común es incapaz de predecir los eventos del futuro, las profecías serían evidencia aceptable de inspiración divina. La Biblia, escrita por lo menos por 40 autores en un periodo de al menos 1.500 años, está compuesta de 66 libros. Estos libros afirman contener más de 1.000 profecías de inspiración divina. Examinaremos unas cuantas....
Profecías Bíblicas: Ezequiel 26
Un ejemplo de profecías bíblicas se encuentra en el Libro de Ezequiel. El capítulo 26 del libro de Ezequiel afirma haber sido escrito en el año 586 a.C., el onceavo año del reinado del Rey Sedequías de Judá. En nueve ocasiones distintas, por todo el capítulo, el autor afirma haber sido inspirado por Dios, con afirmaciones tales como "así ha dicho Jehová el Señor." El texto describe la caída al año siguiente del Tiro continental por los ejércitos de Nabucodonosor. Adicionalmente describe los eventos del sitio de Alejandro el Grande contra la isla fortificada de Tiro (a 0,8 Km.de la costa del Tiro continental). El capítulo describe cómo los invasores despedazarán las ruinas del Tiro continental y las arrojarán al mar. Que ellos "barrerán de ella hasta su polvo y la dejarán como una peña lisa."(v4). Que "ellos pondrán tus piedras, tus maderas, y tu polvo en medio de las aguas."(v12). "Y te pondré como una peña lisa, tendedero de redes serás." (v14). La historia secular registra que Alejandro el Grande puso sitio a la isla fortificada de Tiro en el 332 a.C. Su ejército demolió al Tiro continental y lo tiró al mar. En su empeño de construir un camino elevado hasta la isla, ellos rasparon hasta el polvo, dejando sólo la piedra lisa. El historiador Phillip Myers en su libro de texto de historia: General History for Colleges and High Schools (Boston, Ginn & Co.), escribe: "Alejandro el Grande redujo a ruinas a Tiro en el 332 a.C. Tiro se recuperó en cierta medida de este golpe, pero nunca recuperó el lugar que ocupó previamente en el mundo. La mayor parte del lugar, en donde estuvo la una vez gran ciudad, está ahora tan desnudo como una piedra lisa -- un lugar donde los pescadores que todavía frecuentan el lugar tienden a secar sus redes" (pág. 55). El destino del Tiro continental fue consumado como fue predicho en el libro de Ezequiel.
Profecías Bíblicas: El Libro de Daniel
Otro ejemplo de profecías bíblicas se encuentra en el libro de Daniel. Debido a la asombrosa previsión encontrada en el libro de Daniel, sus críticos afirman que tuvo que haber sido escrito después de los eventos que describe. Por ejemplo, el capítulo 11 describe en tal detalle las interacciones entre los ptolomeos y los seléucidos desde la muerte de Alejandro el Grande hasta el surgimiento del imperio romano, que los críticos insisten que debió haber sido escrito después del año 160 a.C. Sin embargo, Flavio Josefo, historiador de la corte durante tres sucesivos emperadores romanos, registra (Antigüedades de los Judíos XI, viii, 3-5) que Alejandro el Grande recibió una copia de Daniel al anexar a Jerusalén, en el otoño del 332 a.C. (inmediatamente después de su conquista de Tiro). Adicionalmente, la Septuaginta (LXX) fue traducida del hebreo al griego en el siglo III a.C. Daniel está incluido en la versión Septuaginta. Daniel también está incluido en los Rollos del Mar Muerto, los cuales datan cerca del 200 a.C.
Profecías Bíblicas: Daniel 9:25
Una profecía bíblica muy convincente se encuentra en Daniel, capítulo 9, versículo 25. Escrita 500 años antes del nacimiento de Jesucristo (la copia más antigua preservada, fechada 200 años antes del nacimiento de Jesucristo), predice el día exacto que Cristo entraría en Jerusalén. La profecía afirma: 69 semanas de años (69 x 7 = 483 años) transcurrirían desde el decreto de reconstruir Jerusalén hasta la venida del Mesías. Esto es de acuerdo al calendario babilónico de 360 días, ya que Daniel fue escrito en Babilonia durante la cautividad de los judíos, después de la caída de Jerusalén. De esta manera, 483 años x 360 días = 173.880 días. De acuerdo con los registros encontrados por Sir Henry Creswicke Rawlinson en el palacio de Shushan (Susa), y confirmados en Nehemías 2:1, este decreto fue proclamado el 14 de marzo del año 445 a.C., por Artajerjes Longímano. Exactamente 173.880 días después, el 6 de abril del año 32 a.C., Jesucristo entró a Jerusalén montado sobre un pollino (cumpliendo la profecía de Zacarías 9:9). El mundo celebra este día como el Domingo de Ramos. Cuatro días después Cristo murió en la cruz. En realidad, la forma de Su ejecución y hasta Sus últimas palabras fueron predichas en el Salmo 22. Tres días después, Jesús resucitó de entre los muertos el domingo de Resurrección, cumpliendo muchas otras profecías acerca de nuestro Mesías.
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